Cabello largo de noche caída y piel blanco lunar. Paseamos despacio, no se si debido a su andar algo ingrávido, por la zona alta de Praga, hacia el castillo. Hace una temperatura agradable y el silencio de medianoche nos envuelve. Se detiene un instante y con un suave gesto descubre su pálido cuello dejando caer su lacia melena hacia el lado derecho. La etérea visión de Sofía me sobrecoge un poco y empiezo a notar una extraña sensación de sed…
Me despierto sobresaltado y jurándome que nunca más volveré a tomar “Bloody Mary” antes de acostarme.